Epifanía
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La Adoración de los Magos o Adoración de los Reyes es el nombre que tradicionalmente se da al tema de la Natividad de Jesús en el arte en el que los tres Reyes Magos, representados como reyes, especialmente en Occidente, habiendo encontrado a Jesús siguiendo una estrella, depositan ante él regalos de oro, incienso y mirra, y lo adoran. Lo relata la Biblia en Mateo 2,11: “Al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra. Y habiendo sido advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, se fueron a su país por otro camino”.
Reyes Magos persa
Esta imagen de tres reyes de tierras lejanas que rinden homenaje a Jesús recién nacido, una de las primeras obras conocidas de Jan van Scorel, incorpora elementos de las tradiciones visuales del norte y del sur de Europa. El refinado paisaje, los intrincados trajes y los rostros individualizados de las figuras atestiguan las lecciones que el artista probablemente aprendió de sus predecesores neerlandeses. Por otra parte, las elaboradas tallas arquitectónicas recuerdan la antigua decoración mural romana. Es probable que Van Scorel realizara esta obra durante un viaje de estudios a Italia: el panel sobre el que está pintado es de abeto, una madera poco utilizada en los Países Bajos, pero que podría haber encontrado en su camino a través de los Alpes. El primer biógrafo de los artistas neerlandeses elogió a Van Scorel como el “portador de la linterna” que trajo el estilo renacentista italiano al norte de Europa.
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La tabla constituía originalmente la predela del retablo de Francesco Francia dedicado a la Natividad de Cristo y los Santos, encargado para la iglesia de Santa María de la Misericordia de Bolonia por Antonio Galeazzo Bentivoglio, hijo del señor de Bolonia, a su regreso de Tierra Santa, lo que explica el tono caballeresco de la escena y la presencia de miembros de la familia Bentivoglio en la comitiva de los Magos. El retablo y la predela llegaron a Brera en 1809, mientras que el remate con el Cristo resucitado entre la Virgen de la Anunciación y el Ángel, también de Costa, permaneció en su emplazamiento original; el retablo fue devuelto a Bolonia en 1816.
La obra se caracteriza por una composición paratáctica, en la que la acción se divide en episodios individuales de la historia. Éstos animan la procesión de los Magos, mientras que el acontecimiento principal queda casi en segundo plano, abrumado por la abundancia de detalles descriptivos y la exuberancia decorativa de los paños. Es posible distinguir ecos precisos de la pintura florentina de finales del siglo XV.
Die scapigliata
visión de la llegada de los Reyes Magos, acompañados por un séquito cortesano. Un inventario de 1492 de los bienes de Lorenzo de’ Medici identifica posiblemente este cuadro como el más valioso de la colección de la poderosa familia florentina, y lo atribuye a Fra Angelico. En realidad, la Adoración de los Reyes Magos parece ser el producto de dos artistas; es posible que Fra Angelico sólo comenzara el retablo, ya que la mayor parte de la obra fue realizada por Fra Filippo Lippi.
Fra Angelico era un dominico conocido por su gran devoción monástica; su comportamiento de santo se refleja en la tranquila piedad de sus pinturas. La representación de la Virgen aquí caracteriza su estilo en la forma pura y sencilla de su cabeza y el suave refinamiento de sus rasgos. El estilo terrenal de Fra Filippo atrae al espectador con la representación de formas macizas y figuras bien articuladas. En la Adoración, los sabios ricamente ataviados y sus acompañantes, así como el José de rostro ancho junto a la Virgen, suelen atribuírsele.