Orozco: El hombre de fuego

La formación artística de Orozco se desarrolló a partir de sus experiencias como estudiante en México y como ilustrador de periódicos independientes. Tras dedicarse inicialmente a la agronomía y la cartografía, se matriculó en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México para estudiar arquitectura. Aunque ya había estudiado dibujo en la Academia de Bellas Artes de San Carlos en 1890, no se matriculó formalmente en la academia para estudiar pintura hasta 1907.

En 1910, durante la Revolución Mexicana, Orozco dibujó caricaturas que ridiculizaban la agitación política para publicaciones como La Vanguardia, un periódico revolucionario dirigido por el escritor y pintor mexicano Dr. Atl. Incluso después de que Orozco pintara sus primeros murales en 1923 en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México, como parte de una iniciativa dirigida por el Ministro de Educación Pública José Vasconcelos, continuó contribuyendo con dibujos y caricaturas a la prensa diaria. Los murales y las caricaturas fueron igualmente protagonistas en su exploración del arte que podía comunicar a un amplio público. Tanto su temprano compromiso político como su formación en bellas artes pueden apreciarse en su obra de madurez, en la que a menudo aparecen la monumentalidad, las figuras alegóricas y los comentarios sobre la raza, el trabajo y las instituciones.

Murales de José Clemente Orozco en Guadalajara, México

R: En última instancia, su contribución cultural más significativa es el arte que creó. Orozco fue uno de los principales innovadores artísticos del siglo XX. Junto con sus colegas muralistas mexicanos, revivió la tradición del fresco. A diferencia de los frescos renacentistas italianos, que celebraban una visión unificada del mundo y del lugar de la humanidad en él, los frescos de Orozco expresan una sensibilidad modernista que cuestiona y deconstruye. Forjó una síntesis original y notable en la pintura moderna: murales monumentales imbuidos de un espíritu crítico, una ironía salvaje, una belleza terrible. Siempre ha ido más allá de los límites en la elección de los temas y nunca ha evitado ofender. Su estilo expresionista demostró una continua y atrevida progresión formal y temática. El legado permanente de Orozco es una visión ambiciosa y humana del papel del arte en la sociedad.

R: La ironía es la palabra clave: cuanto más traumática es la experiencia, mayor es el distanciamiento emocional de Orozco. Describió la explosión que le costó la mano izquierda como “un vulgar accidente infantil”. Calificó la Revolución Mexicana como “el más alegre y divertido de los carnavales”, pero su obra de arte oculta sus verdaderos sentimientos sobre sus horrores. Hizo una broma sobre el incidente en la frontera entre EE.UU. y México que destruyó la mayoría de sus primeras pinturas, escribiendo: “Me hicieron creer que iba en contra de la ley traer dibujos inmorales a los Estados Unidos… o que ya tenían bastante con los suyos”. En realidad, la experiencia le sacudió de lleno, hasta el punto de que no intentó pintar nada nuevo durante sus dos primeros años en Estados Unidos.

El hombre de fuego: los murales de José Clemente Orozco

De pequeño, la familia de Orozco se trasladó de Ciudad Guzmán a Guadalajara y luego a la Ciudad de México, donde asistió a la escuela primaria. En esta época, José Guadalupe Posada, un ilustrador satírico cuyos grabados sobre la cultura y la política mexicanas desafiaban a los mexicanos a pensar de forma diferente sobre lo que ocurría en el México posrevolucionario, trabajaba a la vista del público en escaparates situados en el camino que Orozco debía recorrer para llegar a la escuela. En su autobiografía, Orozco confiesa: “Me detenía [en el camino de ida y vuelta a la escuela] y pasaba unos minutos encantado observando [las Posadas]… Este fue el empujón que puso en marcha mi imaginación y me impulsó a cubrir el papel con mis primeras figuritas; este fue mi despertar a la existencia del arte de la pintura.” (Orozco, 1962) Continúa diciendo que ver el grabado decorado de Posada le dio su introducción al uso del color. Después de asistir a la escuela de Agricultura y Arquitectura, Orozco estudió arte en serio en la Academia de San Carlos

“La pintura en su forma superior y la pintura como arte popular menor difieren esencialmente en esto: la primera tiene tradiciones universales invariables de las que nadie puede separarse la segunda tiene tradiciones puramente locales”. [En contraposición a la opinión de Rivera y Siqueiros]”. 2 de 10

“En toda pintura, como en cualquier otra obra de arte, hay siempre una idea, nunca una historia. La idea es el punto de partida, la causa primera de la construcción plástica, y está presente todo el tiempo como materia creadora de energía.” 7 de 10

“José Clemente Orozco, junto con el grabador popular, José Guadalupe Posada, es el más grande artista, cuya obra expresa genuinamente el carácter y el espíritu del pueblo de la Ciudad de México. Profundamente sensual, cruel, moralista y rencoroso como buen descendiente de españoles, tiene la fuerza y la mentalidad de un servidor del Santo Oficio en toda su obra se siente la presencia simultánea del amor, del dolor y de la muerte.” 8 de 10

“[Sobre su vida] “No hay nada de especial interés en ella, ni hazañas famosas ni hechos heroicos, ni sucesos extraordinarios o milagrosos. Sólo el esfuerzo ininterrumpido y tremendo de un pintor mexicano por aprender su oficio y encontrar oportunidades para practicarlo.” 10 de 10