Goya el sueno de la razon
El sueño de la razón produce monstruos medio
Considerado hoy en día como un crítico social poderoso y profundamente humano, Goya registró una época turbulenta de la historia española desde su compleja posición tanto dentro como fuera de los espacios de poder. Un anuncio de Los Caprichos de 1799, por ejemplo, decía: «el artista ha seleccionado de entre las extravagancias y locuras comunes a toda la sociedad… las que le han parecido más adecuadas para ridiculizar y estimular como imágenes». Al cabo de dos días, el anuncio fue retirado por temor a la censura. Hacia el final de la vida del artista, una serie de luchas de poder se abatieron sobre España, dando lugar a sucesivos reinados de terror y violencia contra los ciudadanos. Goya relató las atrocidades de su nación en su inquietante serie de Los Desastres de la Guerra, incluso cuando él mismo cayó en la desesperación y el desencanto. El primer grupo de grabados completados para esta serie se titulaba ominosamente «Tristes presentimientos de lo que va a suceder».
El sueño de la razón cómica
Existen pequeños desacuerdos entre los historiadores del arte sobre los Caprichos. Está claro que Goya trabajó en los conjuntos de Caprichos durante varios años antes de publicarlos en 1799, pero no se sabe con certeza cuándo empezó la serie.
El libro de Fred Licht, Goya, dice que Goya empezó a trabajar en esta serie en 1797; el libro de Reva Wolf, Goya and the Satirical Print, dice que estaba trabajando en ella en 1796; el libro Goya de Xavier de Salas cita dos fuentes que muestran que Goya empezó a preparar los Caprichos en 1793. Sea como fuere, la introducción de Philip Hofer a la edición de Dover Books de Los Caprichos dice que Goya vendió 27 juegos (en dos días) frente a su casa en una tienda de perfumes y licores. El libro Goya de Sarah Symmon dice que los grabados se vendieron en una tienda de licores y aromas que estaba en el piso de abajo del apartamento de Goya en Madrid.
El conjunto de unos 80 grabados abarca temas de prostitución, abuso sexual infantil, brujería, numerosas supersticiones específicas y críticas satíricas a médicos, políticos y clérigos, entre otros. Casi la mitad de las imágenes se refieren a la brujería, a menudo en un tono burlón que demuestra que el uso que Goya hizo de este tema en particular pretendía tener más que una sola comprensión para el espectador.
Los caprichos
Los Caprichos es una serie de 80 grabados publicados en 1799 en los que Goya critica los abusos políticos, sociales y religiosos de la época. En esta serie de grabados, Goya utilizó en gran medida la popular técnica de la caricatura, que enriqueció con innovaciones artísticas. El uso por parte de Goya de la recién desarrollada técnica del aguatinta (es decir, un método para grabar una plancha de impresión de manera que se puedan reproducir tonos similares a las aguadas de la acuarela[4]) dio a Los Caprichos efectos tonales pronunciados y un contraste animado que los convirtió en un logro importante en la historia del grabado.
De las 80 aguatintas, la número 43, «El sueño de la razón produce monstruos», puede considerarse como el manifiesto personal de Goya; muchos observadores creen que Goya pretendía representarse a sí mismo dormido entre sus útiles de dibujo, con la razón embotada por el sueño, acosado por criaturas que merodean en la oscuridad. Las criaturas que aparecen en esta obra se asocian a menudo en la tradición popular española con el misterio y el mal; los búhos que rodean a Goya pueden ser símbolos de la locura, y los murciélagos que pululan pueden simbolizar la ignorancia. El título de la estampa, tal y como se indica en el anverso del escritorio, suele leerse como una proclamación de la adhesión de Goya a los valores de la Ilustración: sin la razón, el mal y la corrupción prevalecen[5] Goya también incluyó un pie de foto para esta estampa que puede sugerir una interpretación ligeramente diferente: «La imaginación abandonada por la razón produce monstruos imposibles; unida a ella, es la madre de las artes y fuente de sus maravillas». Esto implica que Goya creía que nunca se debía renunciar completamente a la imaginación en favor de lo estrictamente racional, ya que la imaginación (en combinación con la razón) es lo que produce las obras de innovación artística[2].
Fantasía abandonada por la razón significado
Los Caprichos es una serie de 80 grabados publicados en 1799 en los que Goya critica los abusos políticos, sociales y religiosos de la época. En esta serie de grabados, Goya utilizó en gran medida la popular técnica de la caricatura, que enriqueció con innovaciones artísticas. El uso por parte de Goya de la recién desarrollada técnica del aguatinta (es decir, un método para grabar una plancha de impresión de manera que se puedan reproducir tonos similares a las aguadas de la acuarela[4]) dio a Los Caprichos efectos tonales pronunciados y un contraste animado que los convirtió en un logro importante en la historia del grabado.
De las 80 aguatintas, la número 43, «El sueño de la razón produce monstruos», puede considerarse como el manifiesto personal de Goya; muchos observadores creen que Goya pretendía representarse a sí mismo dormido entre sus útiles de dibujo, con la razón embotada por el sueño, acosado por criaturas que merodean en la oscuridad. Las criaturas que aparecen en esta obra se asocian a menudo en la tradición popular española con el misterio y el mal; los búhos que rodean a Goya pueden ser símbolos de la locura, y los murciélagos que pululan pueden simbolizar la ignorancia. El título de la estampa, tal y como se indica en el anverso del escritorio, suele leerse como una proclamación de la adhesión de Goya a los valores de la Ilustración: sin la razón, el mal y la corrupción prevalecen[5] Goya también incluyó un pie de foto para esta estampa que puede sugerir una interpretación ligeramente diferente: «La imaginación abandonada por la razón produce monstruos imposibles; unida a ella, es la madre de las artes y fuente de sus maravillas». Esto implica que Goya creía que nunca se debía renunciar completamente a la imaginación en favor de lo estrictamente racional, ya que la imaginación (en combinación con la razón) es lo que produce las obras de innovación artística[2].