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El título de Marqués de Mancera es un título hereditario de la nobleza de Castilla y Grande de España. El título fue creado por el rey Felipe IV de España y otorgado a Pedro de Toledo y Leiva, en el siglo XVII.

El apellido Toledo es una abreviación de Álvarez de Toledo. En la década de 1570, Pedro de Toledo, octavo hijo de García Álvarez de Toledo, primer duque de Alba, estableció una primogenitura (mayorazgo) sobre sus propiedades y las tierras circundantes, y se convirtió en señor de Mancera, Salmoral, Navarros, San Miguel, Montalbo y Gallegos, en la provincia de Ávila, Castilla-La Mancha, España.

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Antonio Sebastián Álvarez de Toledo y Salazar, 2º marqués de Mancera, Grande de España[1] (20 de enero de 1622[cita requerida] – 13 de febrero de 1715) fue un noble y diplomático español que ocupó el cargo de Virrey de Nueva España desde el 15 de octubre de 1664 hasta el 8 de diciembre de 1673.

Antonio Sebastián Álvarez de Toledo nació en España, pero creció en Perú, donde su padre, Pedro Álvarez de Toledo, primer marqués de Mancera, fue virrey de 1639 a 1648. En 1644, siendo ya un joven adulto, fue enviado por su padre al mando de una gran armada para colonizar y fortificar la bahía de Corral, a la entrada de las ruinas de Valdivia[2] Toda la operación fue una respuesta a la expedición holandesa a Valdivia en 1643. Al llegar a la bahía de Corral, en febrero de 1645, los hombres a cargo de Antonio de Toledo iniciaron la construcción de un sistema de fortificaciones defensivas[3] que se convertiría en el Sistema de Fuertes de Valdivia, el complejo defensivo más importante de la costa americana del Pacífico Sur. Es un ejemplo excepcional de la escuela hispanoamericana de fortificación. La construcción y el mantenimiento de las fortificaciones se convirtieron en una pesada carga para las finanzas coloniales españolas, pero se consideró necesario para defender los accesos al sur de Perú, la colonia que, junto con México, constituía la principal fuente de riqueza de la Corona española[3].

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Antonio Sebastián Álvarez de Toledo Molina y Salazar, 2º Marqués de Mancera, Grande de España[1] (c. 1608 – Madrid,1715) fue un noble y diplomático español que ejerció como Virrey de Nueva España desde el 15 de octubre de 1664 hasta el 8 de diciembre de 1673.

Antonio Sebastián Álvarez de Toledo nació en España, pero creció en Perú, donde su padre, Pedro Álvarez de Toledo, I Marqués de Mancera, fue virrey de 1639 a 1648. De joven se alistó en la marina colonial y dirigió escuadras contra los piratas holandeses. Regresó a España con su padre en 1648, y posteriormente fue mayordomo del palacio real, y luego embajador en Venecia y Alemania. El 30 de diciembre de 1663 el rey Felipe IV de España le nombró virrey de Nueva España, aunque el Consejo de Indias lo había rechazado inicialmente por su mala salud.

El marqués llegó a Chapultepec y permaneció allí unos días antes de hacer su entrada formal en la ciudad de México. Durante su estancia en Chapultepec dio órdenes de que no se acompañara su llegada con ninguna celebración, ya que el tesoro de la colonia estaba agotado por las remesas a España y la guerra contra los ingleses. Sin embargo, también ordenó que los 16,000 pesos destinados a la celebración se utilizaran para una caja de oro filigranada que se enviaría como regalo al rey. Entró en la ciudad de México el 15 de octubre de 1664 y tomó posesión de su cargo.

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En la actualidad, el Palacio del Marqués de Selva Nevada es más famoso por dos bares situados en la planta baja: La Faena, con su parafernalia taurina, y el fastuoso Bar Mancera. En la calle Venustiano Carranza, ambos lugares merecen una visita simplemente para decir que se ha estado en un palacio tan ilustre como éste.

Se dice que los terrenos pertenecieron a Antonio de la Cadena, marqués de la Selva Nevada, ya en 1535. Sus descendientes, y los que heredaron el título, ocuparon la propiedad hasta 1753, cuando se completó la estructura que vemos hoy.

La mayoría de las historias de la propiedad se detienen en la concesión del título por parte de Carlos III en 1777. Fue a parar a Don Manuel Rodríguez de Pinillos y López Monteros y a su esposa Antonia Gómez Rodríguez de Pedroso. Se dice que este es el único caso conocido de concesión de un título nobiliario a los dos esposos. Uno de sus descendientes encargó posteriormente a Manuel Tolsá la construcción del resplandeciente Palacio de Buenavista para su hijo. (Ella ya había adquirido para él el título de Conde de Buenavista).