Tipos de corrientes marinas
La corriente circumpolar antártica
El agua del océano está en constante movimiento, y no sólo en forma de olas y mareas. Las corrientes oceánicas fluyen como vastos ríos, barriendo a lo largo de trayectorias predecibles. Algunas corrientes oceánicas fluyen en la superficie; otras, en las profundidades del agua. Algunas corrientes recorren distancias cortas; otras atraviesan cuencas oceánicas enteras e incluso dan la vuelta al mundo.
Al trasladar el calor desde el ecuador hacia los polos, las corrientes oceánicas desempeñan un importante papel en el control del clima. Las corrientes oceánicas también tienen una importancia crítica para la vida marina. Transportan nutrientes y alimentos a los organismos que viven permanentemente unidos en un lugar, y llevan células reproductoras y vida oceánica a nuevos lugares.
Las mareas contribuyen a las corrientes costeras que recorren distancias cortas. Sin embargo, las principales corrientes oceánicas superficiales en mar abierto son puestas en movimiento por el viento, que arrastra la superficie del agua cuando sopla. El agua comienza a fluir en la misma dirección que el viento.
Pero las corrientes no se limitan a seguir el viento. Otros factores, como la forma de la costa y el fondo marino y, sobre todo, la rotación de la Tierra, influyen en la trayectoria de las corrientes superficiales.
Cómo fluye la corriente oceánica en el hemisferio sur
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Una corriente oceánica es un movimiento continuo y dirigido del agua del mar generado por una serie de fuerzas que actúan sobre el agua, como el viento, el efecto Coriolis, las olas que rompen, el cabeceo y las diferencias de temperatura y salinidad[1] Los contornos de la profundidad, las configuraciones de la costa y las interacciones con otras corrientes influyen en la dirección y la fuerza de una corriente. Las corrientes oceánicas son principalmente movimientos de agua horizontales.
Una corriente oceánica fluye a grandes distancias y juntas crean la cinta transportadora global, que desempeña un papel dominante en la determinación del clima de muchas regiones de la Tierra. Más concretamente, las corrientes oceánicas influyen en la temperatura de las regiones por las que viajan. Por ejemplo, las corrientes cálidas que recorren las costas más templadas aumentan la temperatura de la zona al calentar las brisas marinas que soplan sobre ellas. Quizá el ejemplo más llamativo sea la corriente del Golfo, que hace que el noroeste de Europa sea mucho más templado que cualquier otra región de la misma latitud. Otro ejemplo es Lima, Perú, donde el clima es más fresco, siendo subtropical, que el de las latitudes tropicales en las que se encuentra la zona, debido al efecto de la corriente de Humboldt. Las corrientes oceánicas son patrones de movimiento del agua que influyen en las zonas climáticas y en los patrones meteorológicos de todo el mundo. Están impulsadas principalmente por los vientos y por la densidad del agua del mar, aunque influyen muchos otros factores, como la forma y la configuración de la cuenca oceánica por la que fluyen. Los dos tipos básicos de corrientes -las de superficie y las de aguas profundas- ayudan a definir el carácter y el flujo de las aguas oceánicas en todo el planeta.
Corrientes oceánicas superficiales
Al redistribuir el calor sobre el globo, las corrientes oceánicas tienen un gran impacto en el clima global. Son la causa de la relativa suavidad del clima de Europa Occidental, por ejemplo. Las corrientes oceánicas y atmosféricas forman un sistema dinámico acoplado. Las inestabilidades de este sistema, la Oscilación del Sur de El Niño (ENSO) en particular, producen importantes fluctuaciones climáticas. Las corrientes oceánicas no sólo distribuyen el calor, sino que también desempeñan un papel crucial en el ecosistema global al almacenar [math]CO_2[/math] y reciclar nutrientes.
Hay dos tipos principales de corrientes oceánicas: las corrientes impulsadas principalmente por el viento y las corrientes impulsadas principalmente por las diferencias de densidad. La densidad depende de la temperatura y la salinidad del agua. El agua fría y salada es densa y se hunde. El agua cálida y menos salada flota. Aunque las mareas suelen ser el motor dominante del movimiento del agua en las aguas costeras poco profundas, su importancia relativa en los océanos es menor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las mareas se generan principalmente en los océanos (por las fuerzas gravitatorias de la luna y el sol) y se amplifican cuando se propagan a la plataforma continental (véase el artículo Mareas oceánicas y de plataforma).
Importancia de las corrientes oceánicas
Al redistribuir el calor sobre el globo, las corrientes oceánicas tienen un gran impacto en el clima global. Son la causa de la relativa suavidad del clima de Europa Occidental, por ejemplo. Las corrientes oceánicas y atmosféricas forman un sistema dinámico acoplado. Las inestabilidades de este sistema, la Oscilación del Sur de El Niño (ENSO) en particular, producen importantes fluctuaciones climáticas. Las corrientes oceánicas no sólo distribuyen el calor, sino que también desempeñan un papel crucial en el ecosistema global al almacenar [math]CO_2[/math] y reciclar nutrientes.
Hay dos tipos principales de corrientes oceánicas: las corrientes impulsadas principalmente por el viento y las corrientes impulsadas principalmente por las diferencias de densidad. La densidad depende de la temperatura y la salinidad del agua. El agua fría y salada es densa y se hunde. El agua cálida y menos salada flota. Aunque las mareas suelen ser el motor dominante del movimiento del agua en las aguas costeras poco profundas, su importancia relativa en los océanos es menor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las mareas se generan principalmente en los océanos (por las fuerzas gravitatorias de la luna y el sol) y se amplifican cuando se propagan a la plataforma continental (véase el artículo Mareas oceánicas y de plataforma).