Examen físico del derrame pleural
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Skip to Main ContentResumenEl líquido alrededor del pulmón (derrame pleural) es una afección potencialmente peligrosa que puede disfrazarse de algo menos preocupante. Lo que puede parecer un dolor torácico o una tos debida a un mal resfriado podría tener en realidad graves ramificaciones para la salud. Además, no es tan raro. Cada año se diagnostica un derrame pleural a más de 1,5 millones de personas en Estados Unidos.
El derrame pleural se produce cuando se acumula líquido en el espacio entre el pulmón y la pared torácica. Esto puede ocurrir por muchos motivos diferentes, como una neumonía o complicaciones derivadas de una enfermedad cardíaca, hepática o renal. Otra razón puede ser un efecto secundario del cáncer. “Una de las razones más comunes por las que se produce un derrame pleural es la insuficiencia cardíaca congestiva”, dice el Dr. Jonathan Puchalski, neumólogo de Yale Medicine.
¿Cuáles son los síntomas del derrame pleural? Los síntomas del derrame pleural pueden ir desde ninguno hasta la falta de aliento o la tos, entre otros. Cuanto mayor sea la acumulación de líquido, más probable será que los síntomas sean perceptibles. Además del exceso de líquido, el tejido que rodea al pulmón puede inflamarse, lo que puede provocar dolor en el pecho. En casos extremos, una persona puede tener hasta cuatro litros de exceso de líquido en el pecho. Es muy incómodo. “Imagínese que intenta respirar con dos botellas de refresco apretadas contra sus pulmones”, dice el Dr. Puchalski.
Derrame pleural por insuficiencia cardíaca
El derrame pleural, la acumulación patológica de líquido en el espacio pleural, es muy frecuente. A partir de los datos de los registros de Estados Unidos, se calcula que entre 400.000 y 500.000 personas al año padecen esta enfermedad en Alemania (no se dispone de cifras alemanas precisas). Sus causas son muy variadas, desde los derrames bastante inofensivos que acompañan a la pleuritis vírica hasta los de gran relevancia pronóstica debidos a la insuficiencia cardíaca congestiva o al cáncer. Los pacientes con un derrame pleural no maligno tienen una mortalidad a un año que oscila entre el 25% y el 57% (1). La necesidad de tratar un derrame pleural y las opciones terapéuticas para ello dependen en gran medida de su causa, que por tanto debe determinarse con precisión en cada caso.
Las manifestaciones del derrame pleural vienen determinadas en gran medida por la enfermedad subyacente (tabla 1). Muchos pacientes no presentan síntomas que puedan atribuirse únicamente al derrame en sí. Estos síntomas, si están presentes, reflejan una respuesta inflamatoria de la pleura, una restricción de la mecánica pulmonar o una alteración del intercambio gaseoso.
Líquido pleural
De los diversos estudios de imagen que se pueden realizar para evaluar los trastornos pulmonares, sólo la resonancia magnética (RM) es una contraindicación absoluta en los pacientes que tienen cuál de las siguientes características?
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Pautas de tratamiento del derrame pleural
En condiciones normales, el líquido pleural es segregado por los capilares pleurales parietales a razón de 0,6 mililitros por kilo de peso y hora, y es eliminado por absorción linfática dejando sólo 5-15 mililitros de líquido, lo que ayuda a mantener un vacío funcional entre las pleuras parietal y visceral. El exceso de líquido en el espacio pleural puede dificultar la inspiración al alterar el vacío funcional y aumentar hidrostáticamente la resistencia a la expansión pulmonar, lo que provoca un colapso total o parcial del pulmón.
En el espacio pleural pueden acumularse varios tipos de líquido, como líquido seroso (hidrotórax), sangre (hemotórax), pus (piotórax, más conocido como empiema pleural), quilo (quilotórax) o, muy raramente, orina (urinotórax). Cuando no se especifica, el término “derrame pleural” suele referirse al hidrotórax. Un derrame pleural también puede verse agravado por un neumotórax (acumulación de aire en el espacio pleural), dando lugar a un hidroneumotórax.
Las causas más comunes de derrame pleural transudativo en los Estados Unidos son la insuficiencia cardíaca y la cirrosis. El síndrome nefrótico, que provoca la pérdida de grandes cantidades de albúmina en la orina y los consiguientes niveles bajos de albúmina en la sangre y la reducción de la presión osmótica de los coloides, es otra causa menos frecuente de derrame pleural. Antes se pensaba que los émbolos pulmonares causaban derrames transudativos, pero recientemente se ha demostrado que son exudativos[2].