diferencia entre los actos reflejos y los involuntarios

Hasta ahora hemos hablado del SNC y del SNP. Ahora vamos a considerar qué puede hacer el sistema nervioso central con la información que recibe de la división aferente del SNP.    Una opción es tomar decisiones conscientes sobre cómo reaccionar a la información, como decidir cómo cambiar nuestro comportamiento si tenemos frío o hambre.    La otra opción es utilizar esta información sensorial para iniciar un reflejo preprogramado.    Un reflejo es una respuesta no aprendida, rápida, involuntaria y predecible.    Un arco reflejo es una vía neuronal que participa en un reflejo. El arco reflejo consta de 5 componentes:

En un reflejo, la información sensorial activa un receptor que envía información al SNC a través de una neurona sensorial, se produce algún nivel de procesamiento en el centro de integración y, a continuación, la respuesta se comunica al objetivo efector a través de las neuronas motoras. Es posible que reconozca este modelo como el mismo utilizado para mantener la homeostasis. Los reflejos son una categoría única de respuestas porque no requieren los centros superiores utilizados para las respuestas conscientes o voluntarias. En cambio, los reflejos son respuestas involuntarias y estereotipadas (se repiten bajo las mismas condiciones de estímulo) que ocurren rápidamente.

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La acción voluntaria es un movimiento anticipado orientado a un objetivo. El concepto de acción voluntaria surge en muchas áreas de estudio, como la psicología cognitiva, el condicionamiento operante, la filosofía, la neurología y la criminología, entre otras. Además, la acción voluntaria tiene varios significados según el contexto en el que se utilice. Por ejemplo, la psicología operante utiliza el término para referirse a las acciones que son modificables por sus consecuencias. Una explicación más cognitiva puede referirse a la acción voluntaria como la identificación de un resultado deseado junto con la acción necesaria para lograr ese resultado. La acción voluntaria se asocia a menudo con la conciencia y la voluntad. Por ejemplo, el psicólogo Charles Nuckolls sostiene que controlamos nuestro comportamiento voluntario y que no se sabe cómo llegamos a planificar las acciones que se ejecutarán[1] Muchos psicólogos, en particular Tolman, aplican el concepto de acción voluntaria tanto al comportamiento animal como al humano, planteando la cuestión de la conciencia animal y su papel en la acción voluntaria. (Ver conciencia animal) [2]

reflejos

Los seres humanos y los animales tienen reflejos que les ayudan a protegerse del peligro. Los reflejos son respuestas inconscientes, lo que significa que son automáticos y no requieren que el cerebro cree la acción. Hay muchos tipos de reflejos, pero el más básico se llama reflejo simple. Un reflejo simple contiene sólo un espacio donde la información de la médula espinal viaja entre dos células nerviosas, llamadas neuronas. El espacio entre dos neuronas se llama sinapsis. Así, un reflejo simple se llama monosináptico, donde “mono” significa “uno”. Un reflejo simple monosináptico consta de cuatro partes. La primera es un sensor, que percibe lo que ocurre en el cuerpo, la segunda es una neurona sensorial que lleva esa información a la médula espinal, y la tercera es una neurona motora que transmite la información desde la médula espinal a la cuarta parte, que es el músculo que crea una acción. Los médicos comprueban los reflejos golpeando el tendón justo debajo de la rodilla, lo que hace que la pierna dé una patada. Este reflejo de la rodilla es un ejemplo de reflejo monosináptico simple.

ejemplos de acciones involuntarias

La acción voluntaria es un tema que a menudo ha parecido estar en el límite de la ciencia, casi inaccesible a la investigación científica. Me gustaría hablar de algunas formas de empezar a estudiar científicamente este aspecto tan importante de lo que somos y de nuestra autonomía individual.

En primer lugar, tenemos que empezar con una definición de acción voluntaria o, yo diría, una definición de volición. Podemos utilizar la palabra “volición” para referirnos al estado mental y cerebral que nos permite realizar acciones voluntarias, pero en realidad es bastante difícil dar una buena definición de las acciones voluntarias. En nuestra vida cotidiana sentimos que sabemos lo que queremos decir porque pensamos que podemos hacer lo que queremos y podemos decidir lo que hacemos y nuestras acciones dependen de nosotros. Si me apetece ir a comer pizza, iré a comer pizza y está bien, fue mi decisión. Pero cuando tratamos de analizar el problema científicamente sobre lo que significa exactamente esto, se hace mucho más difícil.

Hay diferentes tradiciones para definir la volición. La tradición de la neurociencia es bastante rigurosa en algunos aspectos, pero insatisfactoria en otros. En la neurociencia se ha distinguido tradicionalmente entre las acciones que son reacciones o respuestas a un estímulo externo y las acciones que se generan internamente, es decir, la acción voluntaria. Mi decisión de ir a comer una pizza, que depende de mí, es generada internamente, es algo que yo he decidido hacer, mientras que una reacción sería una acción desencadenada por algún estímulo externo inmediato y obvio. El ejemplo clásico de una reacción es un reflejo: si el médico me da unos golpecitos en la rodilla con un martillo para los tendones y evoca un movimiento de mi pierna, eso es una respuesta refleja porque parece que no hay nada más en la acción de lo que había en el estímulo.