Datos de la época del ballet romántico

Ballet románticoEl periodo romántico comenzó a principios del siglo XIX y reflejó las ideas románticas del arte y la literatura de la época. Tras el periodo clásico, el ballet se convirtió en una combinación de técnica dinámica y narración dramática. Fue el nacimiento del ballet narrativo. La Era Romántica fue una época de fantasía, etéreo, sobrenaturalismo y exotismo. Las historias de la época trataban temas como el bien contra el mal, el hombre contra la naturaleza y la sociedad contra lo sobrenatural. Las mujeres se convirtieron en las superestrellas del ballet con la introducción del pointework, un estilo de baile sobre la punta de los pies que daba la ilusión de flotar. Con las mujeres en el centro del escenario, los hombres asumieron el papel de apoyo a la bailarina. Entre las bailarinas más importantes de esta época se encuentran Marie Taglioni, Carlotta Grisi, Lucille Grahn y Fanny Ceritto. Los ballets más populares del periodo romántico son La Sylphide, Giselle y Coppelia.

Historia del ballet de la época romántica

Las Tres Gracias: encarnación del ballet romántico, hacia 1840. Esta litografía de A. E. Chalon representa a tres de las más grandes bailarinas en tres de los papeles definitorios de la época: (de izquierda a derecha) Marie Taglioni como la Sílfide en el ballet La Sylphide de Filippo Taglioni de 1832; Fanny Elssler como Florinda en la danza La Cachucha del ballet Le Diable boiteux de Jean Coralli de 1836; y Carlotta Grisi como Béatrix en el Grand pas de Diane chasseresse del ballet La Jolie Fille du Gand de Albert de 1842.

Durante esta época, el desarrollo del trabajo de puntura, aunque todavía en una fase bastante básica, afectó profundamente a la percepción que la gente tenía de la bailarina. Muchas litografías de la época la muestran prácticamente flotando, apoyada sólo en la punta de un pie. Esta idea de la ingravidez se aprovechó en ballets como La Sylphide y Giselle, y en el famoso salto que parece haber intentado Carlotta Grisi en La Péri.

Otras características que distinguen al ballet romántico son la separación entre el escenógrafo y el coreógrafo, y el uso de música especialmente escrita, en lugar del pastiche típico del ballet de finales del siglo XVIII y principios del XIX. La invención de la iluminación de gas permitió cambios graduales y aumentó el misterio de muchos ballets con su brillo más suave. La ilusión se diversificó con el uso de cables y trampillas.

Música de ballet romántico

Ballet románticoEl periodo romántico comenzó a principios del siglo XIX y reflejó las ideas románticas del arte y la literatura de la época. Tras el periodo clásico, el ballet se convirtió en una combinación de técnica dinámica y narración dramática. Fue el nacimiento del ballet narrativo. La Era Romántica fue una época de fantasía, etéreo, sobrenaturalismo y exotismo. Las historias de la época trataban temas como el bien contra el mal, el hombre contra la naturaleza y la sociedad contra lo sobrenatural. Las mujeres se convirtieron en las superestrellas del ballet con la introducción del pointework, un estilo de baile sobre la punta de los pies que daba la ilusión de flotar. Con las mujeres en el centro del escenario, los hombres asumieron el papel de apoyo a la bailarina. Entre las bailarinas más importantes de esta época se encuentran Marie Taglioni, Carlotta Grisi, Lucille Grahn y Fanny Ceritto. Los ballets más populares del periodo romántico son La Sylphide, Giselle y Coppelia.

Ballets de la época romántica

Señor lector, ¡debe investigar a Heinrich Heine (1797-1854)! Le ayudará a comprender por qué ni Jules Perrot, ni Jean Coralli, ni ninguno de los grandes bailarines y maestros de esa época, se consideraron nunca “románticos”, y por qué mucho de lo que aparece en la literatura actual de ballet sobre ese período contradice rotundamente -perdóneme la grosería- la verdad histórica.

“En una región de Austria se cuenta un cuento que es (…) de origen eslavo. Es el cuento de las bailarinas de espíritus, conocidas como “Willis” (…) doncellas que fueron a la muerte antes de poder casarse. Las pobres criaturas no yacen tranquilas en su tumba (…) atrapadas en una pasión por el baile que nunca se sació en vida. A medianoche, se deslizan para reunirse en el camino alto, ¡y a cualquier joven que se cruce con ellas! Bailará, las abrazará con desenfreno, y bailará sin descanso hasta caer muerto. Hermosas en sus trajes de novia y coronadas con flores y cintas, con joyas que brillan en sus delicados dedos, las Willis juegan a la luz de la luna como si fueran elfos. Su rostro, más blanco que la nieve, resplandece de juventud, sonríen con una alegría tan perversa, tan fascinante (…) que nadie puede resistir a estas bacantes muertas.1