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Un raro y extraordinario mapa de 1847 de Florencia, Italia, realizado por Giuseppe Molini. Este mapa magníficamente grabado fue dibujado originalmente en 1731 por el arquitecto florentino Ferdinando Ruggieri. / Geographicus Fine Antique Maps, Wikimedia Commons

Florencia está situada a orillas del río Arno, al norte del centro de Italia. La ciudad es a menudo llamada la “cuna del Renacimiento”. Entre 1300 y 1600, fue el hogar de algunos de los más grandes artistas y pensadores del Renacimiento.

Durante el Renacimiento, Florencia era -y sigue siendo- una hermosa ciudad. Uno de sus edificios más notables es la catedral de Santa María del Fiore, con su imponente cúpula. La catedral era el centro de la vida religiosa de la ciudad. Cerca de allí se encuentra el Palazzo Vecchio (VEK-ee-oh), o Palacio Viejo. Este edificio era la sede del gobierno de la ciudad. El grandioso Palazzo Medici era el hogar de la familia gobernante de Florencia, los Medici. Una casa más humilde era la Casa di Dante (kah-sah dee DAHN-tay), o Casa de Dante. Dante es uno de los poetas más célebres de Italia.

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Nacido a principios de la Edad Moderna, entre finales del siglo XIV y la segunda mitad del siglo XVI, el Renacimiento se extendió desde las orillas del río Arno por el resto del centro y el norte de Italia y, posteriormente, por el norte de Europa. Sus pilares fueron un renacimiento del interés por los autores clásicos y una nueva visión del hombre y del mundo. Durante el Renacimiento, el hombre pareció sacudirse el peso de la Edad Media.

Un primer ejemplo es la cúpula de mampostería, la más grande del mundo, diseñada por Brunelleschi para el Duomo de Florencia (para más información, lea también el capítulo de esta guía turística dedicado a Santa María del Fiore), que se construyó entre 1420 y 1436 y que hoy se eleva sobre los palacios y villas del centro histórico de Florencia.

También está el “Nacimiento de Venus”, otro símbolo del Renacimiento, pintado por Botticelli y conservado en la Galería de los Uffizi; y los frescos de Masaccio y Masolino que decoran la Capilla Brancacci, en la Iglesia de Santa María del Carmine.

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Cuna del Renacimiento, Florencia es un escaparate del movimiento artístico que sacó a Europa de la Edad Media. Todo el centro de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y está repleto de obras de arte y arquitectónicas. Situada a orillas del río Arno, la capital de la Toscana tiene el mismo aspecto que ha tenido durante cientos de años. Con sus estrechas calles empedradas bordeadas de elegantes palacios, capillas medievales, basílicas de mármol e iglesias con frescos. Pero son los museos de arte de categoría mundial llenos de joyas, desde el Nacimiento de Venus de Botticcelli hasta el David de Miguel Ángel, los que hacen de Florencia una ciudad sin igual.

El puente medieval de piedra con arco rebajado que cruza el río Arno es uno de los monumentos más reconocidos de Florencia. También es el puente más antiguo de la ciudad y data del año 966. Desde el siglo XIII hay tiendas a lo largo de este puente peatonal, pero las pescaderías y carnicerías han sido sustituidas desde hace tiempo por orfebres y joyeros que ofrecen una brillante gama de collares, anillos y pulseras.

la capilla brancacci

Florencia es uno de los destinos más populares y solicitados por el turismo mundial. Esta ciudad de unos 400.000 habitantes, cuya área metropolitana alcanza unos 1.500.000 habitantes, es la capital de la Toscana. La ciudad se considera la cuna del Renacimiento y es mundialmente famosa por su magnífico arte y arquitectura.

Construida en el emplazamiento de un antiguo asentamiento etrusco, Florencia, símbolo del Renacimiento, creció y se desarrolló en la Edad Media. Hasta alcanzar un papel de importancia mundial a nivel cultural y económico bajo el gobierno de la familia Médicis en los siglos XV y XVI.

La UNESCO incluyó, en 1982, todo el centro histórico de Florencia en la lista del patrimonio mundial. Sus 600 años de extraordinaria actividad artística pueden apreciarse sobre todo en su catedral del siglo XIII, la catedral de Santa María del Fiore. Pero toda la ciudad es un testimonio vivo del esplendor que alcanzó Florencia en esa época. Esto es claramente visible en la iglesia de Santa Croce, en la galería de los Uffizi, en el Palazzo Pitti, y en las obras de los grandes maestros florentinos como Giotto, Brunelleschi, Botticelli y Miguel Ángel.