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Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón (6 de julio de 1907 – 13 de julio de 1954), normalmente conocida como Frida Kahlo, fue una pintora mexicana. Fue conocida por sus obras surrealistas y muy personales. Estuvo casada con Diego Rivera, que también era un conocido pintor.

Frida nació en Coyoacán, México. Tuvo una poliomielitis que la dejó discapacitada cuando tenía 6 años, y algunos creen que también pudo tener espina bífida (un defecto de nacimiento que afecta al desarrollo de parte de la columna vertebral).

Cuando Frida tenía 18 años, sufrió un accidente de tráfico que la lesionó gravemente. Tuvo periodos de fuertes dolores durante el resto de su vida. Después de este accidente, Kahlo dejó sus estudios de medicina y se dedicó a la pintura. Utilizó ideas sobre las cosas que le habían sucedido. Frida tenía fuertes sentimientos por no poder tener hijos, y sus sentimientos se reflejaron en sus pinturas. A menudo son impactantes por la forma en que muestran el dolor y la dura vida de las mujeres.

Cincuenta y cinco de sus 143 cuadros son de ella misma (autorretratos). También se vio influenciada por la cultura nativa mexicana. Sus cuadros suelen ser de colores vivos, con una mezcla de realismo y simbolismo. Los cuadros de Frida atrajeron la atención del artista Diego Rivera, con quien se casó más tarde.

La columna rota

Nacida de padre alemán y madre mestiza, Kahlo pasó la mayor parte de su infancia y de su vida adulta en La Casa Azul, su casa familiar en Coyoacán, hoy accesible al público como Museo Frida Kahlo. Aunque quedó discapacitada por la poliomielitis cuando era niña, Kahlo era una estudiante prometedora que se dirigía a la facultad de medicina hasta que sufrió un accidente de autobús a los 18 años, que le causó dolores y problemas médicos de por vida. Durante su recuperación, retomó su interés infantil por el arte con la idea de convertirse en artista.

El interés de Kahlo por la política y el arte la llevó a afiliarse al Partido Comunista Mexicano en 1927,[1] a través del cual conoció al también artista mexicano Diego Rivera. La pareja se casó en 1929,[1][5] y pasaron juntos los últimos años de la década de 1920 y los primeros de la de 1930 viajando por México y Estados Unidos. Durante este tiempo, desarrolló su estilo artístico, inspirándose principalmente en la cultura popular mexicana, y pintó sobre todo pequeños autorretratos que mezclaban elementos de las creencias precolombinas y católicas. Sus cuadros despertaron el interés del artista surrealista André Breton, que organizó la primera exposición individual de Kahlo en la Galería Julien Levy de Nueva York en 1938; la exposición fue un éxito, y le siguió otra en París en 1939. Aunque la exposición francesa tuvo menos éxito, el Louvre compró un cuadro de Kahlo, El marco, convirtiéndola en la primera artista mexicana que figuraba en su colección[1] A lo largo de la década de 1940, Kahlo participó en exposiciones en México y Estados Unidos y trabajó como profesora de arte. Dio clases en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado (“La Esmeralda”) y fue miembro fundador del Seminario de Cultura Mexicana. La salud de Kahlo, siempre frágil, empezó a decaer en esa misma década. Su primera exposición individual en México tuvo lugar en 1953, poco antes de su muerte en 1954, a la edad de 47 años.

Sin esperanza

Frida Kahlo creció en una casa llamada La Casa Azul con sus padres y seis hermanas. Esa casa es ahora el museo de Frida Kahlo.    De niña, a Frida le encantaba dibujar. A los 6 años contrajo una enfermedad llamada polio que le dañó la pierna derecha.

Tras estudiar medicina, Kahlo cambió de carrera después de sufrir un grave accidente. Como parte de su recuperación, Kahlo se sometió a treinta y cinco operaciones, pero siguió pintando. Su madre mandó hacer un caballete especial para que pudiera pintar en la cama, y su padre le prestó su caja de óleos y algunos pinceles.

Frida solía pintar retratos de sí misma. Quería mostrar a la gente su sufrimiento, su incapacidad para tener hijos, y también a las personas de su vida. Creó ciento cuarenta y tres cuadros, de los cuales cincuenta y cinco son autorretratos.

Frida estaba orgullosa de su herencia mexicana. Se inspiró en el arte tradicional mexicano, que es maravillosamente colorido, brillante, con dibujos y simbólico. Está lleno de plumas, flores, bailes, música y texturas. En sus autorretratos a menudo aparecen animales, como monos, loros, un perro sin pelo y un ciervo. El “Autorretrato con mono” (1938) muestra a Frida de pie frente a árboles y hojas con una blusa y un collar tradicionales mexicanos, junto con un elaborado peinado que también refleja su herencia.

Por qué es importante frida kahlo

Con delgados pinceles de marta, Frida Kahlo plasmó minuciosamente su atrevida uniceja y su bigote en docenas de autorretratos. Esta misma Frida también se quitó tres años de encima, afirmando que había nacido en 1910 en Coyoacán, México, en lugar de 1907.

¿Vanidad? No. Frida, que siempre fue su modelo favorito, no trataba de conservar la belleza juvenil, sino de identificarse con México, su amada patria. El “año de nacimiento adquirido” de Frida coincide con el estallido de la Revolución Mexicana (1910) y el derrocamiento del presidente Porfirio Díaz.

Si su flagrante mentira parece chocante e incongruente -incluso perturbadora, frente a su habitual franqueza-, reflexione por un momento sobre las imágenes yuxtapuestas que caracterizan sus cuadros. Frida nunca permitió que los hechos aparentes -su propia partida de nacimiento, por ejemplo- se interpusieran en el camino de una verdad superior; la verdad, en este caso, es que ella y el México moderno estaban inextricablemente unidos en la revolución y el renacimiento.

La comprensión de Frida Kahlo, tanto de la persona como de las pinturas, requiere dejar de lado los pensamientos convencionales, y las fechas, según el caso. Al mismo tiempo, paradójicamente, requiere el contexto de la historia. Ella fue una artista revolucionaria nacida en medio del caos político de su país; nacida en el año de su propio renacimiento sangriento, más o menos un par de años. Esa imagen, según la artista, es más veraz que los propios hechos. Sería una argucia no estar de acuerdo.