El jubileo de la porciúncula
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durante el jubileo de la misericordia 2015-2016
Ya sea rodeado
iglesia de san maría maría de los ángeles
En este Año Santo de la Misericordia, resulta cada vez más claro que el camino del perdón puede renovar verdaderamente la Iglesia y el mundo. Ofrecer al mundo de hoy el testimonio de la misericordia es una tarea de la que ninguno de nosotros puede sentirse exento.
El Jubileo es un momento oportuno para que, contemplando la misericordia divina que supera todo límite humano y brilla sobre las tinieblas del pecado, seamos testigos más convincentes y eficaces.
Pasemos por la Puerta Santa de la Misericordia, sabiendo que a nuestro lado está la Santísima Virgen María, la Santa Madre de Dios, que intercede por nosotros. Dejemos que ella nos conduzca al redescubrimiento de la belleza del encuentro con su Hijo, Jesús.
Este Año Santo se nos ofrece para que experimentemos en nuestra vida el toque dulce y gratificante del perdón de Dios, su presencia junto a nosotros y su cercanía, especialmente en los momentos de mayor necesidad.
Hoy, y cada día, Jesús dice a la Madre Iglesia: Dame a tus hijos, es decir, a todos nosotros. Él toma sobre sí nuestros pecados, los quita y nos devuelve vivos a la Madre Iglesia. Todo eso ocurre de manera especial durante este Año Santo de la Misericordia.
2 de agosto (8 de la trinidad)
El 2 de agosto, la familia franciscana celebra la Dedicación de la Capilla de Santa María de los Ángeles. Es conocida como la Porciúncula o “Pequeña Porción”, restaurada por San Francisco y el lugar donde él y los primeros frailes hicieron su hogar. Asimismo, la Capilla es el lugar donde Francisco recibió a Clara en el “movimiento” el 28 de marzo de 1211 y donde murió en 1226.
Vinculada desde hace mucho tiempo a la Madre de Dios, es una buena idea que hoy recemos con el Pobre de Asís con estas palabras “Salve, oh Señora, santa Reina, María, santa Madre de Dios, tú eres la virgen hecha Iglesia, y la elegida por el santísimo Padre del cielo… en la que estaba y está toda la plenitud de la gracia y de todo bien”.
Basado en la visión mística que San Francisco experimentó de Jesús y María en la capilla de la Porciúncula el 1 de agosto de 1216. Desde entonces, la capilla de la Porciúncula ha sido escenario de una venerable tradición como lugar de perdón, indulgencia, justicia y misericordia. Una de las tradiciones de la fiesta de hoy es que los peregrinos que acuden a la Porciúncula con motivo de la fiesta de Santa María de los Ángeles pueden pedir el “Perdón de Asís” o Indulgencia de la Porciúncula, que se concede a todos los que acuden a esta capilla en busca de reconciliación y están arrepentidos de sus pecados. Esta indulgencia plenaria puede obtenerse ordinariamente entre el 2 y el 15 de agosto. Sin embargo, la Indulgencia se concede hoy a todos los que tengan la intención de honrar a Nuestra Señora de los Ángeles rezando el Credo, el Padre Nuestro, el Ave María, rezando por las intenciones del Papa, junto con el cumplimiento de otras condiciones (de recibir el perdón de los pecados).