El portador de flores

Nacido en la ciudad de Guanajuato, en el centro de México, en 1886, Diego Rivera se convirtió en uno de los grandes modernistas del arte del siglo XX, así como en el pintor más importante de la historia de su país.

Conocido sobre todo por sus murales en edificios públicos de México y Estados Unidos, Rivera también realizó numerosas pinturas de caballete, acuarelas y dibujos. Por encima de todo, era un magnífico narrador”, afirma Virgilio Garza, Director de Arte Latinoamericano de Christie’s. ‘Rivera podía contar historias tanto a escala épica como a escala pequeña e íntima’.

En mayo de 2018, su cuadro Los rivales alcanzó los 9.762.500 dólares en la venta de La Colección de David y Peggy Rockefeller, estableciendo un precio récord mundial en subasta no solo para Rivera sino para cualquier artista latinoamericano.

Un niño prodigio, que empezó a dibujar a los tres años. A los 10 años, Rivera estaba matriculado a tiempo completo en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, en Ciudad de México. En 1907 se trasladó a Europa, instalándose primero en España y luego en París. Su obra de esta época revela la influencia de una gran cantidad de maestros europeos: desde El Greco hasta Cézanne.

Cuándo se casó diego rivera con frida kahlo

Diego Rivera, nacido en 1886, fue uno de los líderes del Movimiento Muralista Mexicano de la década de 1920. Miembro del partido comunista, creó murales políticos populares por todo México que a menudo incluían ataques a la clase dirigente, la iglesia y el capitalismo.

Al estudiar en París, Rivera estuvo expuesto a diferentes estilos y movimientos pictóricos. Al principio, su obra estaba muy influenciada por el cubismo, y Rivera conoció al maestro cubista Pablo Picasso en 1914. Pocos años después, su estilo cambió. Inspirado por la obra de Cezanne, comenzó a realizar pinturas postimpresionistas con formas simples y colores vivos. Su obra empezó a llamar más la atención y algunas fueron expuestas.

Tras pasar un tiempo estudiando en Italia, donde experimentó con los frescos, Rivera regresó a México, donde se involucró en un programa gubernamental de murales en 1921. El nuevo Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, era partidario de la educación a través del arte público y encargó la creación de murales en varios edificios gubernamentales.

Cristina kahlo

“… (El cubismo) fue un movimiento revolucionario, que cuestionaba todo lo que se había dicho y hecho anteriormente en el arte. No tenía nada de sagrado. Al igual que la palabra antigua pronto saltaría por los aires, para no volver a ser la misma, el cubismo rompía las formas tal y como se habían visto durante siglos, y creaba a partir de los fragmentos nuevas formas, nuevos objetos, nuevos patrones y -en última instancia- nuevos mundos.” 2 de 4

“Toda duda interior, el conflicto que tanto me había torturado en Europa, había desaparecido. Pintaba con la misma naturalidad con la que respiraba, hablaba o sudaba. Mi estilo nació como un niño, en un momento, con la diferencia de que este nacimiento tuvo lugar al final de una dolorosa gestación de 35 años.” 3 de 4

“La masa en marcha… tenía el movimiento flotante de una serpiente, pero era más impresionante… A la cabeza de esta sinuosa y ondulante masa de criaturas había un grupo con la forma de una enorme locomotora. Una gran estrella roja y cinco picos estaban sobre el “cilindro” de la “caldera”. El “faro” era una enorme inscripción entre dos banderas: LOS SINDICATOS SON LAS LOCOMOTORAS QUE MUEVEN EL TREN DE LA REVOLUCIÓN. LA TEORÍA REVOLUCIONARIA CORRECTA ES LA VÍA DE ACERO”. 4 de 4

Datos interesantes de diego rivera

Aunque se le celebra como uno de los muralistas más destacados de México, el camino de Diego Rivera hacia la fama se definió por una experimentación largamente olvidada. Nacido en 1886, vivió en una época revolucionaria e inestable, y se le conoce sobre todo por su búsqueda de una identidad nacional y artística decisiva para México tras la revolución del país, que terminó en 1920. Cuando estudiaba en la Academia de San Carlos de Ciudad de México, se quejaba de los profesores que desalentaban activamente las representaciones de la cultura mexicana; sus compañeros de clase pasaban a veces meses reproduciendo pinturas clásicas. Tras su graduación en 1906, Rivera viajó de México a España y a París, y de vuelta, buscando entre las escuelas europeas un estilo propio.

En 1915, ya había probado el colorido dramático de los antiguos maestros españoles, las pinceladas atrevidas de los postimpresionistas y, sobre todo, el cubismo. Rivera, con su imponente figura y su ambición, se encontraba a menudo a la deriva socialmente, pero en París encontró un breve parentesco con Pablo Picasso, Georges Braque y Juan Gris. Más tarde escribió sobre su primera visita al estudio de Picasso: “Después de enseñarle estos cuadros, cenamos juntos y nos quedamos hablando prácticamente toda la noche. Nuestro tema era el cubismo: qué intentaba conseguir, qué había hecho ya y qué futuro tenía como “nueva” forma de arte”. La convergencia de las vanguardias y la creciente xenofobia en París -la simpatía por los expatriados en la ciudad estaba disminuyendo- ayudó a Rivera a salir de la sombra de sus influencias, lo que dio lugar a una de sus mayores contribuciones a la historia del arte: una variante claramente mexicana del cubismo. A continuación se presenta una selección de sus primeras pinturas que trazan la evolución de Rivera de estudiante a innovador.