Análisis del ábside de sant climent de taüll

El ábside ha sido sustituido en la iglesia por una réplica, de la que se conserva parte de la decoración original. El MNAC de Barcelona conserva también las pinturas de los arcos triunfales, un ábside lateral, la inscripción de la consagración y una ventana anterior[3].

Su genialidad radica en la forma de combinar elementos de diferentes visiones bíblicas (Apocalipsis, Isaías y Ezequiel) para presentar al Cristo del Día del Juicio Final. Cristo aparece desde el fondo provocando un movimiento hacia el exterior desde el centro de la composición, que está presidido por el sentido ornamental de los contornos y el hábil uso del color para crear volumen. La excepcionalidad de esta obra y su fuerza pictórica han llegado a la modernidad y han fascinado a los artistas de vanguardia del siglo XX, como Picasso y Francis Picabia[4].

La superficie redonda bajo los pies de Cristo representa la tierra y la aureola sobre su cabeza representa la divinidad. La mano derecha de Cristo simboliza la bendición, y en su mano izquierda sostiene un libro con las palabras EGO SUM LUX MUNDI, que se traducen en español como “Yo soy la luz del mundo”. Los símbolos del Alfa y el Omega, que cuelgan como lámparas a ambos lados de Cristo, simbolizan el principio y el fin. Las imágenes cuádruples representan a cuatro evangelistas. A la derecha, se ve un ángel junto al león que sostiene una de sus patas traseras, símbolo de San Marcos. A la izquierda, un ángel que sostiene la cola del toro es un símbolo de San Lucas. Los otros dos evangelistas encajan en el espacio triangular a ambos lados de la mandorla. Un ángel que sostiene el libro del Evangelio representa a San Mateo, y el otro ángel es San Juan que sostiene un águila en sus brazos. Debajo de la pintura mural de Cristo en la mandorla están Santo Tomás, San Bartolomé, la Madre de Dios, San Juan Evangelista, Santiago y San Felipe. La Madre de Dios sostiene un cuenco del que salen rayos rojos que simbolizan la sangre de Cristo.

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Las pinturas románicas abundan en España. Estos frescos pueden verse actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona y en el Museo Diocesano de Vich. Pueden agruparse por su región de origen o por su estilo. Aunque todos proceden del siglo XII, algunos parecen más antiguos que otros, quizá porque sus autores se inspiraron en ciertos motivos arcaicos. Se pueden distinguir dos grupos principales de pinturas románicas españolas: uno de la zona de los Pirineos y del oeste de España, el otro grupo incluye la región circundante y el obispado de Vich. El primer grupo incluye las iglesias situadas en la antigua baronía de Erill, cuyas pinturas se encuentran actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Este grupo incluye las pinturas de las iglesias de San Juan de Bohí, San Clemente y Santa María de Tahull, Santa Eulatia de Estahón, San Quirico o Quirze de Pedret, Santa María de Esterri de Aneu, San Pedro de Burgal, San Pedro de Sorpe, San Pedro de la Seu d’Urgell y Santa María de Mur (esta última alojada en el Museo de Boston).

Maestro de la pintura taüllmural

La pintura románica es la denominación historiográfica [ 2 ] de las manifestaciones pictóricas del periodo convencionalmente considerado “románico” en Europa occidental (“cristiandad latina”); de forma restrictiva, se limita a los siglos XI y XII, aunque puede extenderse a los periodos convencionalmente llamados “prerrománico” (siglos V a X) y “tardorrománico” (siglo XIII, coexistiendo con el convencionalmente llamado “gótico”).

Llamando pintura románica en su conjunto a la desarrollada en Occidente desde la invasión de los bárbaros hasta la mitad del siglo XIII en que se inicia el gótico, se pueden distinguir en ella varios estilos, de forma similar a la arquitectura, destacando los siguientes:

Los estilos bizantino y románico de imitación se manifiestan en las pinturas murales , las miniaturas y los mosaicos ; mientras que los restantes estilos son propios de las miniaturas o de la iluminación de los códices ya que las demás obras de ellos han desaparecido.

La pintura románica es un capítulo original y breve, ya que la desaparición de los muros continuos, las bóvedas y los ábsides lisos con la llegada del gótico pondrá fin a esta experiencia de pintura mural. Muchas de sus características son similares a las de la escultura. … Una nota peculiar será, pues, la subordinación al espacio arquitectónico. [ 6 ]

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La pieza, expuesta en el MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña) de Barcelona, procede del ábside central de una iglesia románica consagrada en 1123 en el Valle de Boí, en Cataluña. La ausencia intencionada de todo naturalismo es en cierto modo exagerada, probablemente en un intento de subrayar el alejamiento de Dios. El Libro Sagrado en la mano de Cristo está abierto, y tiene una frase clara: Ego Sum Lux Mundi (Yo soy la Luz del Mundo).

Cataluña es un paraíso para los amantes del arte románico, y Barcelona tiene una gran parte de él. La iglesia más antigua de la ciudad es una iglesia románica, Sant Pau del Camp, un tesoro escondido y olvidado en el barrio de El Raval. Destruida por Almanzor a finales del siglo X, fue reconstruida posteriormente siguiendo el modelo original. El claustro y el tímpano son sus principales atractivos “estéticos”, con una interesante iconografía en las columnas del claustro (los capiteles muestran un intrincado arte figurativo que recuerda a un manuscrito iluminado… otra característica del arte románico).